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Autodominio - Sé perfecto 

Jesús nos enseñó a vivir una vida de autodominio. El rasgo único de la personalidad del Maestro no era tanto su perfección como su simetría y su exquisita y equilibrada unificación.

Autodominio - Sé perfecto
  • Resumen

    La manifestación de la grandeza en nuestro planeta es la exhibición del autodominio. Quien conquista su propio yo es más grande que quien conquista una ciudad. Jesús nos enseñó a vivir una vida de autodominio. El rasgo único de la personalidad del Maestro no era tanto su perfección como su simetría, su unificación exquisita y equilibrada. El autodominio implica alinear los propios pensamientos, acciones y deseos con los valores divinos, lo que conduce a la transformación personal y al crecimiento espiritual. Jesús ejemplificó este ideal, demostrando que a través de la armonía con el La inhabitación del Espíritu de Dios, podemos alcanzar el verdadero autodominio y cumplir nuestro propósito más elevado.

  • Aspectos del autodominio

    El autodominio es un aspecto central del crecimiento espiritual y la transformación personal. Es el control activo y la guía de los propios pensamientos, acciones y deseos hacia la alineación con los valores divinos. El verdadero autodominio no consiste en una autonegación rígida, sino que se caracteriza por una relación evolutiva con el Espíritu de Dios que habita en la persona y la guía hacia su máximo potencial espiritual. Este proceso implica reconocer y abrazar los principios espirituales del amor, la verdad y la bondad, que conducen naturalmente a una mayor libertad y paz personales.

    El autodominio se cultiva mediante la práctica constante de la autodisciplina y la elección consciente de superar los impulsos egoístas inferiores en favor de ideales más nobles. Esto incluye el valor de afrontar y transformar las emociones negativas, los deseos egoístas y las reacciones arraigadas en el orgullo o el miedo. Este dominio es progresivo e implica pequeñas decisiones diarias para elegir la fe sobre la duda, la paciencia sobre la impaciencia y el amor sobre el resentimiento. Al desarrollar el autodominio, las personas se acercan a su verdadero yo y al propósito divino que hay en ellas.

    Además, el autodominio es un camino hacia el servicio genuino y el compañerismo. Cuando se alcanza un cierto grado de dominio sobre los impulsos egocéntricos, se fortalece la capacidad de amar a los demás más plenamente y de servir sin expectativas. Este dominio equilibrado no es sólo personal, sino también social y espiritual; mejora las relaciones y ayuda a cumplir el papel de cada uno en la gran familia cósmica. Gracias a este dominio, la persona se alinea mejor con la voluntad divina y ejerce una influencia más eficaz y compasiva en la vida de los demás, encarnando un amor que resuena más allá de las limitaciones personales y se alinea con la armonía universal.

  • Jesús y el autodominio

    Jesús ejemplificó la forma más elevada de autodominio a través de su inquebrantable alineación con la voluntad de Dios en cada fase de su vida. Su viaje desde la infancia hasta la edad adulta implicó un profundo crecimiento y aprendizaje, marcado por muchos desafíos que pusieron a prueba su determinación. Superó estas experiencias con notable claridad espiritual, eligiendo siempre el amor, la verdad y el servicio por encima de los motivos egocéntricos. Su vida demostró que el verdadero autodominio no consiste en reprimir los deseos, sino en elevar las motivaciones para que reflejen el amor divino. En cada situación, ya fuera alegre o triste, Jesús demostró dominio sobre sus emociones y deseos, permaneciendo anclado en su propósito divino y expresando el amor del Padre en todo lo que hacía.

    Jesús enseñó que el dominio de uno mismo se logra rindiéndose a la guía interior del espíritu que mora en él, que transforma gradualmente los impulsos egoístas en amor desinteresado. Declaró que los "nacidos del espíritu" viven con alegría, liberados de las cargas de la abnegación y de la vigilancia constante sobre los deseos mundanos. Para Jesús, el autodominio significaba vivir naturalmente en consonancia con la voluntad divina, que produce espontáneamente los "Frutos del Espíritu", cualidades como la bondad, la paciencia, la mansedumbre y la fidelidad. Esta armonía con el espíritu nos permite experimentar la plenitud de la vida y abrazar nuestro propósito más elevado, como ejemplifica la vida de amor y servicio de Jesús.

    Jesús enseñó que, muchas veces, las personas culpan de sus malas decisiones Satanás en lugar de a la causa real, que son sus propios miedos insensatos, placeres esclavizantes, malicia, envidia e incluso odio vengativo.

    Quien se sabe hijo de Dios "nace del espíritu" y es siempre dueño de sí mismo y de todo lo que pertenece a los deseos de la carne. Nos llenamos de la paz celestial de Dios usando el privilegio exaltado de limpiarnos de todos los males de la mente y del cuerpo mientras buscamos la perfección en el amor de Dios.

    No cedas al miedo. No dudes del amor y la misericordia del Padre celestial. El secreto del dominio de uno mismo está ligado a nuestra fe en el espíritu que mora en nosotros, el cual obra por medio del amor.

  • El ejemplo de vida de Jesús

    Jesús es la brillante inspiración para vivir. Aunque una persona no pueda alcanzar su perfección de carácter, uno puede ver su asombroso equilibrio.

    Cada uno de los Los Doce Apóstoles amaba a Jesús por diferentes razones. Andrés admiraba a Jesús por su sinceridad constante y su dignidad inquebrantable. Simón Pedro veneraba a Jesús por su ternura, indulgencia y paciencia. Santiago Zebedeo admiraba a Jesús por su simpatía e interés comprensivo por los pequeños y los grandes, los ricos y los pobres. Juan Zebedeo apreciaba el amor y el desinterés de Jesús. Felipe era el que más veneraba a Jesús por su inagotable generosidad. Nathaniel veneraba a Jesús por su tolerancia. Mateo Leví era el que más apreciaba el carácter indulgente de Jesús. Santiago Alfeo eo amaba especialmente a Jesús por la sencillez del Maestro. Judas Alfeo eo veneraba la humildad sin ostentación de Jesús, unida a tanta dignidad personal. Simón Zelotes admiraba la calma, la seguridad, el aplomo y la inexplicable compostura de Jesús. Judas Iscariote admiraba la personalidad generalmente atractiva y exquisitamente encantadora del Maestro.

    Sin embargo, Thomas Didymus gozaba de la mayor comprensión intelectual y aprecio de la personalidad de Jesús entre los doce. Veneraba a Jesús por su carácter soberbiamente equilibrado. Lo admiraba por ser amorosamente misericordioso, pero tan inflexiblemente justo; tan firme, pero nunca obstinado; tan tranquilo, pero nunca indiferente; tan servicial y tan comprensivo, pero nunca entrometido o dictatorial; tan fuerte, pero al mismo tiempo tan amable; tan positivo, pero nunca áspero o grosero; tan tierno pero nunca vacilante; tan puro e inocente pero al mismo tiempo tan viril, agresivo y enérgico; tan verdaderamente valiente pero nunca temerario o imprudente; tan amante de la naturaleza pero libre de toda tendencia a reverenciar la naturaleza; humorístico y juguetón, pero libre de frivolidad y levedad. En resumen, fue su incomparable simetría de personalidad lo que tanto encantó a Mateo.

    Jesús era el espécimen perfeccionado del autocontrol humano y exhibía el logro terrenal más elevado del verdadero autodominio.

Lecturas sugeridas de este ensayo

Cronología

Personas relacionadas

  • Jesús

    Hijo de Dios, Hijo del Hombre. Hijo Creador del Universo.

  • Thomas Didymus

    Apóstol conocido por su lógica y su escepticismo.

Temas relacionados

Colaboradores

Martha Pingel, Mike Robinson, Gary Tonge

Referencias y fuentes

  • 3:2.8 "Todas las acciones de Dios tienen un propósito, son inteligentes, sabias, bondadosas y eternamente consideradas para el mayor bien...".
  • 28:6:13 La confianza es la verdadera medida del autodominio, del carácter.
  • 28:6.20 "Y la manifestación de la grandeza en un mundo como Urantia es la exhibición del autocontrol".
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