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Admoniciones personales de despedida de Jesús 

Abril 6, 30 CE (Jueves)

Jesús ofreció consejos personalizados y bendiciones a cada apóstol, abordando sus fortalezas y funciones individuales. Hizo hincapié en el amor, la humildad, el crecimiento espiritual y la confianza en el Espíritu de la Verdad, preparándoles para las pruebas que les aguardaban tras su partida.

Admoniciones personales de despedida de Jesús
  • Resumen

    Tras sus Admoniciones y advertencias finales y palabras de consuelo, Jesús ofreció un último consejo personal y bendiciones a cada uno de sus apóstoles antes de su partida, adaptando sus palabras a sus personalidades y funciones individuales en el reino. Aseguró a Juan su confianza para cuidar de la familia terrenal de Jesús, instó a Simón el Zelote a abrazar la naturaleza espiritual del reino en lugar de buscar una terrenal, y liberó a Andrés de sus deberes de liderazgo, animándole a mantener la paz entre los apóstoles mientras se preparaban para su futura labor. Cada mensaje estaba lleno de amor, guía y la promesa de apoyo espiritual a través de las pruebas venideras.

    Jesús también se dirigió a los apóstoles Mateo, Santiago, Felipe y los gemelos Alfeo, elogiando su lealtad y preparándolos para los cambios que se avecinaban. A Mateo le recordó la necesidad de igualdad en el reino de Dios, a Santiago le animó a equilibrar la valentía con la sabiduría, a Felipe le ayudó a pasar de una comprensión material del evangelio a una espiritual, y a los gemelos les animó a afrontar sus retos con alegría y valentía.

    A Natanael, Jesús le reconoció su honestidad y sinceridad, pero le instó a moderar su franqueza con discreción. A Tomás, Jesús le aseguró que su valentía y su pensamiento crítico le ayudarían a salvaguardar la verdad, animándole a utilizar su intelecto para guiar a los demás hacia la fe. Por último, con Simón Pedro, Jesús expresó su preocupación por su impulsividad y predijo que le negaría, pero le aseguró que esta experiencia le fortalecería para su futuro papel de líder en la difusión del Evangelio.

    A lo largo de sus palabras de despedida, Jesús hizo hincapié en la importancia del amor, la humildad y la confianza en el Espíritu de la Verdad - "El Consolador Verdad, asegurando que sus apóstoles continuarían su misión después de su partida. Cada apóstol se puso en pie mientras Jesús les hablaba, y los momentos fueron profundamente personales y solemnes.

  • Palabras personales a Juan

    A Juan Zebedeo, el más joven de los apóstoles, Jesús le expresó su profunda confianza. Le recordó su papel como uno de los apóstoles más cercanos a él, elegido por Andrés, y le encargó que cuidara de la familia terrenal de Jesús en su ausencia. Juan debía asegurarse de que su familia recibiera apoyo y no dejar que su confusión sobre su misión les impidiera encontrar consuelo y orientación. Jesús instó a Juan a que se convirtiera en el apóstol del nuevo mandamiento del amor, que había dado aquella misma noche.

    Juan, conmovido por estas palabras, preguntó cómo podía aprender a amar más a sus hermanos. Jesús le contestó que, en primer lugar, Juan debía aprender a amar más al Padre celestial e interesarse de verdad por el bienestar de los demás, fomentando el amor a través de la simpatía, el servicio desinteresado y el perdón. También recordó a Juan que no dejara que los demás despreciaran su juventud, sino que valorara siempre la sabiduría que da la experiencia.

  • La lucha de Simón el Zelote con la lealtad

    Cuando Jesús se dirigió a Simón Zelotes, reconoció la ferviente lealtad de Simón, pero expresó su preocupación por el profundo deseo de Simón de tener un reino en la tierra. Jesús le recordó que su reino no era de este mundo y que sus discípulos no lucharían por establecerlo. Aunque Simón le prometió lealtad eterna, Jesús previó la desilusión de Simón cuando se diera cuenta de que el reino era espiritual, no político.

    Jesús animó a Simón a dedicar su vida a enseñar el equilibrio entre Discurso sobre la filiación y la ciudadanía. Instó a Simón a aceptar la realidad de los asuntos espirituales y a evitar la búsqueda de un reino de poder. A pesar de los retos que le aguardaban, Jesús prometió que su espíritu estaría con Simón, especialmente en los momentos de desánimo.

  • Palabras de consuelo a Mateo

    Dirigiéndose a Mateo Leví, Jesús lo liberó de sus obligaciones como tesorero del grupo apostólico, sabiendo que los apóstoles pronto se dispersarían. Jesús aseguró a Mateo que, aunque estarían separados, el Espíritu de la Verdad guiaría a cada uno de ellos. Mateo expresó su preocupación sobre quién los guiaría y adónde deberían ir, pero Jesús le recordó que Andrés seguiría siendo su amigo y consejero hasta que llegara el Espíritu para guiarlos.

    Jesús elogió la dedicación de Mateo a mantener las finanzas del grupo y reconoció que, a pesar de la traición de Judas, la presencia de Mateo era un testimonio de la lealtad de un recaudador de impuestos que había elegido seguir al Hijo del Hombre. Instó a Mateo a dedicar su futuro servicio a demostrar que Dios no hace acepción de personas, haciendo hincapié en la igualdad a los ojos de Dios.

  • Guía para Santiago Zebedeo

    Jesús se dirigió a Santiago Zebedeo, recordándole el tiempo en que él y su hermano Juan habían buscado honores especiales en el reino. Jesús aseguró a Santiago que, aunque en aquel momento no habían comprendido plenamente la naturaleza del reino, pronto estarían preparados para el servicio que les esperaba. Aconsejó a Santiago que aprendiera el equilibrio entre el valor y la discreción y que viviera una vida larga y fructífera en la tierra para ganar almas para el reino.

    A Santiago le animó a demostrar la dignidad y el afecto divinos, pues Jesús sabía que tanto él como Juan tomarían caminos diferentes, y que probablemente uno se uniría a él en el reino eterno antes que el otro. Jesús instó a Santiago a cultivar la compasión y la paciencia en su ministerio.

  • Liberación de Andrés del liderazgo

    Cuando Jesús se acercó a Andrés, lo liberó de sus responsabilidades como jefe interino de los apóstoles. Andrés había servido fielmente como representante de Jesús, pero ahora que Jesús se iba, ya no tenía autoridad sobre el grupo, a menos que ellos decidieran devolvérsela. El papel de Andrés como líder espiritual continuaría, pero su jurisdicción sobre los asuntos temporales de los apóstoles había concluido.

    Jesús instó a Andrés a mantener la paz y la armonía entre los apóstoles y los creyentes en los difíciles días que se avecinaban, en los que tendrían que seguir adelante sin la presencia física de Jesús. A Andrés se le encomendó la tarea de mantener unido al grupo hasta que llegara el Espíritu de la Verdad para guiarlos hacia adelante.

  • Aliento a los gemelos Alfeo

    Jesús se dirigió a los gemelos Alfeo, Santiago Alfeo y Judas Alfeo, expresándoles su admiración por su capacidad para trabajar en armonía con sus hermanos de carne y hueso. Les advirtió que les esperaban tiempos difíciles, pero les recordó que ningún trabajo era común en el servicio a Dios. Jesús les animó a afrontar sus retos con alegría y valentía, sabiendo que su servicio en el reino había transformado sus vidas y había hecho sagrado todo trabajo.

    A los gemelos les aseguró que su trabajo en el reino, ya fuera dirigiendo multitudes o volviendo a sus antiguas ocupaciones, era igualmente valorado a los ojos de Dios. Jesús les prometió que su fidelidad sería recordada en el reino eterno.

  • Una última lección para Felipe

    Cuando Jesús se dirigió a Felipe, reconoció que éste había hecho a menudo muchas preguntas materiales, esforzándose por comprender plenamente la naturaleza espiritual de las enseñanzas de Jesús. Sin embargo, Jesús expresó su confianza en que Felipe pronto vería grandes cosas y se daría cuenta del cumplimiento del Evangelio en su vida.

    Jesús animó a Felipe a dedicar su vida a guiar a otros a buscar a Dios con ojos espirituales más que con entendimiento material. Le recordó a Felipe que muchos en el mundo veían la vida de la misma manera que Felipe, y que su misión era guiarlos hacia mayores verdades espirituales.

  • Consejo para Natanael

    Nathaniel, conocido por su honestidad y franqueza, recibió de Jesús el recordatorio de que su sinceridad era valiosa, pero debía atemperarse con discreción. Jesús aconsejó a Natanael que aprendiera a modular sus pensamientos para ser más eficaz en su ministerio. Advirtió que la franqueza de Natanael podría causar tensiones con sus hermanos, pero que debía mantenerse fiel a su vocación.

    Natanael expresó su confusión sobre algunas de las enseñanzas de Jesús, y Jesús le aseguró que era comprensible dado su origen judío. Jesús recordó a Natanael que, aunque había enseñado mucho, el Espíritu de la Verdad pronto vendría a revelarle aún más.

  • Palabras a Tomás el Dudoso

    A continuación, Jesús se dirigió a Thomas Didymus, reconociendo sus frecuentes dudas, pero elogiándole por su valentía al afrontarlas. Jesús aseguró a Tomás que su espíritu crítico le ayudaría a protegerse de las falsas enseñanzas y que sus hermanos llegarían a apreciar su perspectiva.

    Jesús animó a Tomás a dedicar su vida a mostrar cómo la mente material podía superar la duda mediante la demostración de la verdad viva. Expresó su confianza en el futuro servicio de Tomás, sabiendo que triunfaría sobre sus perplejidades y seguiría difundiendo el Evangelio.

  • Advertencia a Simón Pedro

    Finalmente, Jesús se dirigió a Simón Pedro, expresándole su preocupación por su comportamiento impulsivo y su falta de autocontrol. Jesús recordó a Pedro las muchas veces que sus palabras irreflexivas habían causado problemas y le advirtió que esa misma noche se enfrentaría a grandes desafíos.

    A pesar de las protestas de Pedro de que nunca abandonaría a Jesús, Jesús predijo Pedro niega a Jesús tres veces antes de que cantara el gallo. Jesús aseguró a Pedro que, después de esta experiencia, se haría más fuerte y seguiría liderando la difusión del Evangelio, aunque eso le llevara a la cárcel o a la muerte.

  • Un himno de clausura

    Tras dirigirse a cada uno de los apóstoles, Jesús les recordó que debían amarse los unos a los otros como él les había amado. Cantaron juntos un himno antes de partir hacia el Monte Olivete, donde pronto se desarrollarían los últimos acontecimientos de la vida terrena de Jesús.

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    Hijo de Dios, Hijo del Hombre. Hijo Creador del Universo.

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    Centro de muchos momentos cruciales en la vida de Jesús.

Colaboradores

Mike Robinson, Gary Tonge

Referencias y fuentes

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