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Discover Jesus \ Events \Reunión del Sanedrín tras la resurrección de Lázaro
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La resurrección de Lázaro provocó que el Sanedrín tramara con decisión la eliminación de Jesús. Viéndole como una amenaza a su autoridad, desestimaron la justicia y tacharon sus milagros de demoníacos. A pesar de conocer sus intenciones, Jesús continuó pacíficamente su misión.
La resurrección de Lázaro por parte de Jesús provocó una última y desesperada respuesta del Sanedrín, solidificando su decisión de que Jesús debía ser eliminado. Su milagro, en lugar de inspirar fe, amenazó la autoridad de los líderes religiosos sobre Israel y avivó sus temores de perder el control. Viendo a Jesús como una amenaza política y espiritual, los líderes hicieron caso omiso de la justicia, purgando a los disidentes de sus filas y enmarcando sus obras divinas como actos del diablo. Sus esfuerzos por suprimirlo reflejaban una trágica prioridad: la autoconservación por encima de la verdad y el amor. A pesar de conocer sus intenciones, Jesús continuó su misión en paz, plenamente consciente de que su camino pronto le llevaría a la traición y la muerte.
Si te enterases de que alguien ha resucitado a un muerto, ¿reaccionarías matando a quien ha obrado el milagro? Por inverosímil que parezca, fue precisamente así como reaccionó el Sanedrín cuando Resurrección de Lázaro. ¿Acaso Jesús amenazaba su poder sobre el pueblo? Esto revela mucho acerca de la mentalidad de las autoridades religiosas y de cómo incluso las organizaciones benéficas pueden quedar cegadas por el interés propio y no realizar un autoexamen honesto.
Jesús realizó la resurrección de Lázaro como un último intento de ayudar a los gobernantes religiosos a reconocerle como el Hijo de Dios. Sin embargo, en lugar de incitar a la reflexión, este milagro intensificó su odio. Ver vivo a Lázaro les confirmó que Jesús poseía un poder extraordinario, pero prefirieron atribuir sus prodigios a fuerzas malignas y no a la autoridad divina. Su negativa a reconocer la verdad pone de relieve una peligrosa tendencia del pensamiento humano: rechazar lo que amenaza el propio poder y control, aunque conduzca a resultados destructivos.
Los líderes judíos temían que la creciente popularidad de Jesús llevara a una creencia generalizada en él como el Conceptos del Mesías esperado. Les preocupaba que las autoridades romanas lo consideraran una amenaza política, lo que acarrearía duras consecuencias para todo Israel. A pesar de esperar a un Mesías, estos líderes rechazaron a Jesús porque se aferraban a una interpretación no espiritual y militante de la profecía. Su autoridad sobre la ley religiosa y las ceremonias fomentaba un sentido de propiedad sobre la verdad religiosa, que no dejaba espacio para el mensaje que Jesús predicaba.
El Sanedrín acusó repetidamente a Jesús de blasfemia y de desobedecer la ley sagrada, afirmando que Los milagros de Jesús eran prueba de una alianza con fuerzas demoníacas. A medida que crecía su oposición, el consejo celebró varias reuniones para discutir cómo neutralizarlo. Algunos miembros dimitieron en protesta por el plan de matar a Jesús sin juicio previo, pero otros fueron expulsados y acusados de simpatizar con él. Esta purga dejó al Sanedrín unificado en su deseo de eliminarlo, asegurándose de que no quedaran voces disidentes. La búsqueda de la autoconservación se convirtió en su fuerza motriz, por encima de la justicia y la compasión.
Lázaro resucitó de entre los muertos el jueves 2 de marzo de 30 EC, y al día siguiente, el Sanedrín se reunió para discutir el destino de Jesús. Tras dos horas de agrio debate, se introdujo una resolución que exigía su ejecución inmediata sin juicio ni precedentes. El acto de Jesús de resucitar a Lázaro, visto por los Fariseos como una provocadora demostración de poder, se convirtió en el punto de inflexión. Su creciente influencia y la aceptación pública de que era el Mesías les alarmó, llevándoles a la conclusión de que había que silenciar a Jesús para proteger a Israel de una posible intervención romana.
El Sanedrín citó a Lázaro, Marta y María de Betania como testigos, y su relato confirmó el milagro más allá de toda duda. Sin embargo, en lugar de reconocer el poder divino, el consejo atribuyó oficialmente los prodigios de Jesús a la obra del diablo. Durante esta sesión, el sumo sacerdote Caifás dijo: "Es mejor que muera un solo hombre a que perezca toda la comunidad", una afirmación que resumía la lógica del Sanedrín: sacrificar a Jesús era necesario para el bien común, independientemente de la verdad de sus enseñanzas.
A pesar de conocer las intenciones del Sanedrín, Jesús permaneció en paz, descansando el sábado en Bethpage con sus amigos. El domingo por la mañana, se reunió con sus Los Doce Apóstoles en Hogar de Lázaro, María y Marta, en Betania, antes de emprender el viaje de regreso al campamento de Pella. Con cada acontecimiento que pasaba, la misión y la popularidad de Jesús alcanzaban nuevas cotas, incluso cuando las fuerzas en su contra se preparaban para su traición final.
Más tarde, los fariseos y los sumos sacerdotes prepararon cargos criminales para apoyar una sentencia de muerte. Se oponían a las enseñanzas del Maestro por los siguientes motivos:
Los líderes religiosos cristalizaron así sus acusaciones contra Jesús y, a sus ojos, sellaron su destino.
Los líderes religiosos se opusieron al mensaje de Jesús en la antigua Palestina.
Centro de muchos momentos cruciales en la vida de Jesús.
Gregg Tomusko, Mike Robinson, Gary Tonge