Descubre a Jesús \ Relación \María-José

María-José 

La relación de María y José, arraigada en el respeto mutuo y la fe compartida, superó los complejos retos de la paternidad y alimentó el extraordinario desarrollo de Jesús a través de sus complementarios enfoques espirituales y prácticos de la vida familiar.

María-José
  • Resumen

    La relación entre José y María estuvo marcada por un profundo respeto mutuo, la complementariedad de sus fuerzas y una fe compartida, lo que sentó una sólida base para su vida familiar. Su noviazgo comenzó con un simple gesto de amabilidad en el año 10 a.C., y floreció en un matrimonio basado en el amor y la cooperación. Aunque la espiritualidad contemplativa de José y el optimismo práctico de María provocaron a veces diferencias, sobre todo en lo que respecta a la educación de Jesús, su alianza favoreció su extraordinario desarrollo.

    Entre los retos más notables a los que se enfrentaron como padres se encuentran la decisión de no enviar a Jesús a la Academia de Jerusalén a los ocho años y su pérdida en su primera Pascua a los trece, momentos ambos que ponen de relieve el papel y los retos de ambos en la formación de su infancia. A pesar de las profundas dificultades que tuvo que soportar, como la temprana muerte de José y la pérdida de un hijo, María se mantuvo firme; su fortaleza y su fe se reflejaron en su paternidad y en su legado perdurable.

  • El noviazgo y el matrimonio de José y María

    En la primavera del año 10 a.C., José, un hábil carpintero de Nazaret, fue contratado para construir un anexo a una casa. Durante un descanso al mediodía, María, la hija del dueño de la casa, ofreció a José un vaso de agua. Este acto aparentemente sencillo marcó el comienzo de su El noviazgo y el matrimonio de José y María. Sus valores compartidos y su admiración mutua se convirtieron en una profunda conexión. En marzo del año 8 a.C., siguiendo la costumbre judía, se casaron en casa de la familia de María. José tenía entonces veintiún años.

    José y dos de sus hermanos construyeron un nuevo hogar para la pareja. Enclavada en una colina con vistas al idílico campo, esta casa se convirtió en la base de su vida familiar. José y María procedían de familias instruidas, un privilegio que moldeó su vida intelectual y espiritual. Se complementaban a la perfección: José era contemplativo, meditativo y profundamente espiritual, mientras que María era práctica, orientada a la acción y maestra por naturaleza. Juntos establecieron una relación basada en la fe compartida, el respeto mutuo y el amor.

    El oficio de José floreció y se convirtió en un próspero contratista que gestionaba proyectos en varias ciudades y dirigía un ajetreado taller casero donde fabricaba herramientas, yugos y artículos para el hogar. María destacaba en las labores domésticas, el tejido y la cría de animales, asegurando el buen funcionamiento del hogar. Ambos compartían la pasión por la enseñanza, transmitiendo a sus hijos sus conocimientos, habilidades y devoción a Dios. A pesar de sus diferentes puntos de vista sobre la naturaleza del Conceptos del Mesías esperado -José esperaba un salvador espiritual y María un libertador político- armonizaron sus enseñanzas para alimentar la fe de su familia.

  • Paternidad y diferencias espirituales

    Los temperamentos complementarios de José y María enriquecieron su enfoque de la crianza. La naturaleza reflexiva de José y su profundo conocimiento de las escrituras hebreas guiaron su enseñanza de las tradiciones y ceremonias judías a sus hijos, especialmente a Jesús. María, con su visión optimista y su interpretación liberal de los asuntos espirituales, enfatizaba la libertad personal y la aplicación práctica de su fe. Estas diferencias a veces provocaban desacuerdos.

    Sus opiniones divergentes sobre el futuro de Jesús aparecieron por primera vez cuando tenía unos cuatro años. María, que seguía creyendo que su hijo sería un rey libertador, estaba convencida de que debían criarlo en Belén de Judea, la Ciudad de David, un lugar cargado de simbolismo mesiánico. José, sin embargo, no estaba de acuerdo, preocupado por la seguridad de Jesús bajo el reinado de Arquelao en Judea. Reconociendo su propio linaje davídico indirecto, José razonó que Galilea ofrecía un entorno más seguro y propicio para criar y educar a su hijo. A pesar de las fuertes objeciones de María, la perspectiva práctica de José prevaleció finalmente tras semanas de discusión, y la familia regresó a Nazaret en octubre. Esta decisión marcó otro ejemplo del equilibrio entre las aspiraciones visionarias de María y el pragmatismo protector de José, configurando el entorno en el que creció Jesús.

    Otro desacuerdo entre ellos surgió cuando Jesús tenía El octavo año de Jesús - Invitación a Jerusalén. Ese año, Nahor, un maestro de la Academia de Rabinos de Jerusalén, visitó Nazaret para observar a Jesús. Aunque estaba impresionado por el intelecto y la perspicacia espiritual del muchacho, Nahor estaba inquieto por su enfoque poco convencional de la religión, que atribuyó a la lejanía de Galilea de los centros culturales hebreos. Nahor propuso llevar a Jesús a Jerusalén para que recibiera una educación y formación avanzadas. María, convencida del destino mesiánico de Jesús, se inclinó a aceptar, creyendo que la formación formal podría prepararlo para su papel como libertador del pueblo judío. José, sin embargo, dudaba, temiendo que un entorno así pudiera limitar el singular desarrollo espiritual de Jesús. Cuando Nahor invitó a Jesús a opinar sobre el asunto, el muchacho reflexionó profundamente y finalmente decidió quedarse en casa, razonando: "Ellos, que tanto me quieren, deberían poder hacer más por mí y guiarme con más seguridad que unos extraños que sólo pueden ver mi cuerpo y observar mi mente, pero que apenas pueden conocerme de verdad" Esta meditada decisión afirmó el equilibrio de sabiduría y humildad en el carácter de Jesús y subrayó la profunda influencia de la guía, distinta pero complementaria, de sus padres.

    Cinco años más tarde, cuando Jesús asistió a su La primera Pascua de Jesús - 13 años a la edad de trece años, surgió otro desafío para sus padres. En medio de la bulliciosa actividad de la fiesta, José y María perdieron la pista de Jesús durante su viaje de regreso a Nazaret, dando por sentado cada uno que viajaba con el otro. Después de tres angustiosos días, lo encontraron en el templo, enfrascado en profundas discusiones con eruditos y maestros. José y María no entendieron bien sus palabras, pero se maravillaron de su precoz sentido de la misión espiritual. Este incidente puso de relieve el papel que seguían desempeñando en la promoción de su extraordinario camino, al tiempo que navegaban por sus propias incertidumbres sobre el desarrollo de su destino.

    Al final, la familia tuvo que enfrentarse a muchas dificultades. La La muerte de José en el año 8 EC dejó a María sola con la carga de criar a su creciente familia. A pesar de su dolor, María se mantuvo firme y dio a luz a su hija menor, Rut, en el año 9 de la era cristiana. La tragedia se repitió en el año 12, cuando su hijo Amos murió a los cinco años. A través de estas pruebas, María demostró una notable resistencia con la ayuda de Jesús, que se convirtió en una figura paterna para sus hermanos menores, encarnando la fuerza y la fe que habían definido su vida con José.

Lecturas sugeridas de este ensayo

Personas relacionadas

  • María

    La madre elegida de Jesús.

  • José

    Padre de Jesús y esposo de María.

Colaboradores

Gregg Tomusko, Mike Robinson, Gary Tonge

Referencias y fuentes

  • 122:5.3-7 Aprender sobre José y María.
  • 122:5.8-9 José y María se casan.
  • 123:0.5 José y María debaten sobre dónde criar a Jesús.
2021-2025 El Centro para la UnidadTodos los derechos reservados1.6.0 PR
ComentariosVídeosDona
El Centro para la Unidad, logotipo y nombre, como imagen