Descubre a Jesús \ Tema \La misión de Jesús
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Jesús completó su última encarnación en la tierra como parte de una estrategia cósmica para alcanzar la soberanía. Esta misión implicaba vivir como humano para comprender y representar plenamente los reinos divino y mortal dentro de su vasta creación.
Jesús, conocido en el universo como Cristo Micael, emprendió una misión transformadora en la Tierra, marcada como su acto final en una serie de encarnaciones destinadas a alcanzar la plena soberanía sobre su universo. Esta misión no fue una mera visita; fue una parte esencial de una gran estrategia cósmica, cumpliendo los requisitos establecidos por los gobernantes divinos del universo de universos para comprender y representar plenamente tanto la perspectiva divina como la de las criaturas. Su estancia en la Tierra consistió en vivir como un humano, compartiendo y comprendiendo las experiencias y luchas humanas, tendiendo así un puente entre lo divino y lo mortal en el marco de su vasta creación.
Imagina expresar el deseo de profundizar en una relación a través de la experiencia personal para comprender mejor a las personas. Esta noción refleja la estrategia divina. La misión del Hijo de Dios era comprender íntimamente a la humanidad e iluminarnos sobre nuestro Padre universal.
En lugar de heredar una posición exaltada, imaginemos a un hijo que elige ponerse en la piel de la gente corriente de diferentes ámbitos de la vida. Al vivir diversas experiencias ordinarias, desde simples tareas cotidianas hasta enfrentarse a retos importantes, este hijo adquiere una profunda comprensión de todas las facetas de la existencia humana. Establece vínculos verdaderos y se gana el respeto a través de una empatía y una comprensión auténticas, encarnando la intención de su padre.
La decisión de Cristo Micael de vivir entre los humanos en carne mortal fue crucial. Antes de su llegada a la Tierra, ya había pasado por seis encarnaciones diferentes como diversas órdenes de seres creados dentro de su universo. Cada uno de estos autootorgamientos tenía como objetivo adquirir experiencia de primera mano y comprensión de sus creaciones, cumpliendo el mandato divino de que un Hijo Creador debe comprender plenamente a sus súbditos para reclamar la verdadera soberanía. La Tierra fue elegida para su última y más humilde encarnación: vivir como un ser humano, el orden más bajo de las criaturas inteligentes de su universo. Esto no fue sólo para experimentar la vida humana, sino para lograr una alineación cooperativa más profunda con La Trinidad del Paraíso, encarnando la culminación de la autoridad divina y experiencial.
Los detalles de la encarnación de Jesús en la tierra se planificaron meticulosamente. Debía Nacimiento e infancia de Jesús, crecer para conocer de primera mano la cultura humana, la religión y los retos de la vida mortal. Su misión consistía en algo más que enseñar o Los milagros de Jesús; se trataba de revelar la naturaleza de lo divino a través de la lente de la experiencia humana, proporcionando así una nueva comprensión de la relación entre Dios y los seres humanos. A lo largo de su vida, Jesús demostró una mezcla perfecta de atributos divinos y vulnerabilidades humanas, cumpliendo así el doble papel de revelación divina y adquisición de soberanía cósmica.
Esta encarnación fue única porque requirió que Jesús limitara voluntariamente sus poderes y conocimientos divinos, asumiendo plenamente las limitaciones humanas para representar genuinamente a los seres humanos en el consejo administrativo del universo. Este acto de autolimitación fue una profunda demostración de su solidaridad y empatía hacia sus propias creaciones. También fue un movimiento estratégico, que garantizó que su gobierno se basara no sólo en el derecho divino, sino también en el respeto y la sabiduría adquiridos por experiencia.
Cuando se preparaba para la difícil misión de vivir como humano, Jesús recibió consejos que le ayudaron a desenvolverse en la vida terrenal, mostrando al mismo tiempo cualidades divinas en sus acciones cotidianas.
Esta guía debía ayudar a Jesús a mostrar lo mejor de sus cualidades humanas y divinas, viviendo como un ejemplo perfecto para los demás sin llamar la atención sobre sus orígenes sobrenaturales. Su misión no se limitaba a su estancia en la Tierra, sino que pretendía inspirar y enseñar a personas de todas las generaciones.
Al completar su misión terrenal, Jesús no sólo consolidó su soberanía sobre su universo, sino que también reforzó la relación entre lo divino y todos los seres creados. Sus experiencias en la tierra añadieron una dimensión crucial a su comprensión, permitiéndole gobernar con una sabiduría y empatía sin parangón. El legado de su otorgamiento sigue influyendo en las enseñanzas sobre la naturaleza de Dios y el potencial de los seres humanos para alcanzar la conexión divina a través del crecimiento espiritual y la vida ética.
Esta misión ejemplifica la profundidad del amor divino y hasta dónde puede llegar el liderazgo divino para comprender y guiar a sus súbditos. La vida de Cristo Micael como Jesús sirve como ejemplo supremo de fe viva y demuestra el potencial de todos los seres humanos para tender un puente entre su existencia material y sus destinos espirituales. A través de sus enseñanzas, vida, muerte y resurrección, ilustró que el camino hacia la ascensión divina está abierto a todos, alterando fundamentalmente la trayectoria espiritual de la Tierra y ofreciendo nuevas esperanzas de una conexión más profunda con lo divino para las generaciones venideras.
Hijo de Dios, Hijo del Hombre. Hijo Creador del Universo.
Jesús eligió la experiencia de un ser humano, incluida la muerte natural.
Gregg Tomusko, Mike Robinson, Gary Tonge