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Jesús cuenta la parábola del hijo pródigo 

Marzo 9, 30 CE (Jueves)

En marzo del año 30 d.C., Jesús pronunció un sermón cerca de Pella, que incluía una famosa parábola sobre dos hijos. En ella destacaba el perdón de Dios a través del amor incondicional de un padre por su hijo arrepentido que regresaba, a pesar de las objeciones del hijo mayor.

Jesús cuenta la parábola del hijo pródigo
  • Resumen

    En marzo del año 30 de nuestra era, en el campamento de Jesús cerca de Pella, pronunció un sermón sobre la "Gracia de la Salvación" ante más de cuatro mil visitantes. En este sermón, el Maestro incluyó tres parábolas, una de las cuales trataba de un hombre con dos hijos. Se trata de una de las parábolas más conocidas, protagonizada por un padre que acogía en casa a su hijo, imprudente y apesadumbrado, después de que éste hubiera abandonado a la familia y malgastado su herencia. Cuando el padre vio llegar a su hijo, salió corriendo a su encuentro, y el hijo le pidió perdón por su comportamiento. El padre perdonó a su hijo incluso antes de que se lo pidiera e hizo una fiesta de bienvenida para él.

    El otro hijo, el mayor de los dos, un hombre trabajador y dedicado, se sintió herido y enfadado cuando el padre dio a su hermano menor, tonto y perezoso, una fiesta de bienvenida a casa. Se enfrentó a su padre, que posteriormente le explicó sus acciones. El padre le pidió entonces que se uniera a la celebración de la vuelta a casa de su hermano. Jesús utilizó repetidamente esta parábola para demostrar la actitud de Dios hacia los que vienen o vuelven a él, sin importar sus fallos o errores anteriores.

  • Parábolas de buscar y encontrar: Oveja, Moneda, Hijo

    Jesús solía contar estas tres parábolas al mismo tiempo. Por lo general, comenzaba con la historia de la oveja perdida para mostrar que los pastores de Dios irían en busca de sus hijos perdidos. Luego contaba la historia de una moneda perdida para ilustrar hasta qué punto Dios busca a todos los que están confundidos, desconcertados o cegados espiritualmente. Luego, contaba la historia del hijo perdido o pródigo que se dio cuenta de su error y volvió a casa. Esta parábola demostraba la aceptación gozosa y el abrazo acogedor de Dios a los que se extraviaban y volvían a él.

    Pella era una antigua ciudad griega situada a unos treinta kilómetros al sur del Mar de Galilea. Fue cerca de Pella donde Jesús y sus Los Doce Apóstoles establecieron un campamento que acogió a miles de personas de cerca y de lejos, que habían venido a escuchar a Jesús. Fue en la tarde del jueves 9 de marzo de 30 EC, cuando el Maestro pronunció un sermón a esta multitud. El sermón contenía las tres parábolas sobre alguien o algo que se había perdido y luego se había recuperado. El Hijo Pródigo era la parábola favorita del Maestro y quizá la más larga.

  • Presentación de la parábola del hijo pródigo

    Dentro del sermón, Jesús contó la historia de un hijo que regresó a casa después de darse cuenta de su error:

    "Y ahora quiero contaros la historia de un hijo irreflexivo de un labrador acomodado, que abandonó deliberadamente la casa de su padre y se marchó a tierra extranjera, donde cayó en muchas tribulaciones. Recordáis que las ovejas se descarriaron sin intención, pero este joven abandonó su casa con premeditación. Fue así:

    "Cierto hombre tenía dos hijos; uno, el menor, era desenfadado y despreocupado, siempre buscando pasarlo bien y eludiendo responsabilidades, mientras que su hermano mayor era serio, sobrio, trabajador y dispuesto a asumir responsabilidades. Ahora bien, estos dos hermanos no se llevaban bien; siempre estaban discutiendo y peleándose. El menor era alegre y vivaracho, pero indolente y poco fiable; el hijo mayor era constante y trabajador, y al mismo tiempo egocéntrico, huraño y engreído. Al hijo menor le gustaba jugar pero rehuía el trabajo; el mayor se dedicaba a trabajar pero rara vez jugaba. Esta asociación llegó a ser tan desagradable que el hijo menor acudió a su padre y le dijo: 'Padre, dame la tercera parte de tus bienes que me correspondería y permíteme salir al mundo a buscar mi propia fortuna'. Y cuando el padre oyó esta petición, sabiendo lo infeliz que era el joven en casa y con su hermano mayor, dividió sus bienes, dando al joven su parte.

  • El hijo abandona su hogar y su familia

    "A las pocas semanas, el joven reunió todo su dinero y se fue de viaje a un país lejano; y no encontrando nada provechoso que hacer que fuera también placentero, pronto malgastó toda su herencia en una vida desenfrenada. Y cuando lo hubo gastado todo, sobrevino una prolongada hambruna en aquel país, y se encontró en la miseria. Y así, cuando pasó hambre y su angustia era grande, encontró empleo con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a los campos a apacentar cerdos. Y el joven se habría saciado de buena gana con las cáscaras que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.

    "Un día, cuando tenía mucha hambre, se dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra mientras yo perezco de hambre, dando de comer a los cerdos aquí en un país extranjero! Me levantaré, iré a ver a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; sólo ten a bien hacerme uno de tus jornaleros.' Y cuando el joven hubo tomado esta decisión, se levantó y se puso en camino hacia la casa de su padre.

  • El regreso del Hijo

    "Este padre se había afligido mucho por su hijo; había echado de menos a aquel muchacho alegre, aunque desconsiderado. Este padre amaba a su hijo y siempre estaba atento a su regreso, de modo que el día en que se acercó a su casa, aún estando lejos, el padre lo vio y, movido a amorosa compasión, salió corriendo a su encuentro, y con afectuoso saludo lo abrazó y besó. Y después de encontrarse así, el hijo miró al rostro lloroso de su padre y le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante tus ojos; ya no soy digno de ser llamado hijo'; pero el muchacho no tuvo oportunidad de completar su confesión, porque el padre, lleno de alegría, dijo a los criados que ya habían subido corriendo: 'Traed pronto su mejor túnica, la que tengo guardada, y ponédsela, y ponedle el anillo del hijo en la mano y traedle sandalias para los pies.'

    "Y luego, después que el feliz padre hubo conducido al cansado y fatigado muchacho a la casa, llamó a sus criados: 'Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y alegrémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.' Y todos se reunieron en torno al padre para alegrarse con él de la resurrección de su hijo.

  • El hermano resentido

    "Por aquel tiempo, mientras celebraban, el hijo mayor llegó de su jornada de trabajo en el campo y, al acercarse a la casa, oyó la música y el baile. Cuando llegó a la puerta de atrás, llamó a uno de los criados y le preguntó qué significaba toda aquella fiesta. Entonces el criado le dijo: "Tu hermano, que hace tanto tiempo que no veías, ha vuelto a casa, y tu padre ha matado el ternero cebado para alegrarse de que su hijo haya vuelto sano y salvo. Entra para que tú también puedas saludar a tu hermano y recibirlo de nuevo en casa de tu padre.

    "Pero cuando el hermano mayor oyó esto, se sintió tan herido y enojado que no quiso entrar en la casa. Cuando su padre se enteró de su resentimiento por la acogida de su hermano menor, salió a suplicarle. Pero el hijo mayor no cedió a la persuasión de su padre. Respondió a su padre, diciendo: 'Aquí te he servido todos estos años, sin transgredir jamás el menor de tus mandatos, y sin embargo nunca me diste ni siquiera un cabrito para que me divirtiera con mis amigos. He permanecido aquí para cuidarte todos estos años, y nunca te has alegrado de mi fiel servicio, pero cuando vuelve este hijo tuyo, que ha malgastado tus bienes con rameras, te apresuras a matar el ternero cebado y a alegrarte por él.'

  • Razones para celebrar el regreso del Hijo

    "Como este padre amaba de verdad a sus dos hijos, trató de razonar con el mayor: 'Pero, hijo mío, tú has estado todo el tiempo conmigo, y todo esto que tengo es tuyo. Podrías haber tenido un hijo en cualquier momento si hubieras hecho amigos para compartir tu alegría. Pero es justo que ahora te unas a mí en la alegría y el júbilo por el regreso de tu hermano. Piénsalo, hijo mío, tu hermano se había perdido y se ha encontrado; ¡ha vuelto vivo a nosotros!".

    Muchas veces, durante sus años de enseñanza, Jesús contó y volvió a contar esta historia del hijo pródigo. Fue una de las parábolas más conmovedoras y eficaces de todas las que Jesús presentó. Impresionaba a sus oyentes la voluntad del Padre de recibir a todos los que buscan la entrada en el Reino de los Cielos. Esta parábola, y la Jesús cuenta la historia del buen samaritano, eran sus medios favoritos para enseñar el amor del Padre.

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    Primo de Jesús que preparó el camino para el ministerio de Jesús.

  • Jesús

    Hijo de Dios, Hijo del Hombre. Hijo Creador del Universo.

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    Lugar donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista.

Colaboradores

Rick Warren, Mike Robinson, Gary Tonge

Referencias y fuentes

  • 169:1.5 Jesús presenta la parábola.
  • 169:1.6 Diferencias entre los dos hijos.
  • 169:1.7 Abandono del hogar, herencia malgastada.
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