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Discover Jesus \ Events \Primera aparición pública tras su bautismo
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La primera aparición pública de Jesús fue un sermón en la sinagoga de Cafarnaúm. En el sermón, hizo hincapié en la iluminación espiritual por encima de las demostraciones milagrosas e instó a sus oyentes a seguir pacientemente sus enseñanzas para experimentar la gloria de Dios.
El primer discurso público de Jesús después de su Bautismo de Jesús en el Jordán fue pronunciado en la sinagoga de Cafarnaúm. Allí, afectó profundamente a su audiencia al prometer la revelación de la gloria de Dios a aquellos que siguieran pacientemente sus enseñanzas. Este acontecimiento marcó el inicio de su ministerio directo a la gente, estableciendo un tono de sutil iluminación espiritual por encima de las dramáticas demostraciones de poder.
Jesús necesitaba que todos moderaran su entusiasmo. Su bautismo en el Jordán, presenciado por acontecimientos sobrenaturales, y el Jesús asiste a las bodas de Caná Caná habían creado una gran expectación. Jesús calmó a sus ansiosos Los seis primeros apóstoles indicándoles que volverían a sus trabajos habituales, permitiendo a Juan el Bautista completar su misión de preparar el camino para el reino. Prometió hablar públicamente al día siguiente, sábado, y celebrar después una conferencia con ellos.
El 2 de marzo de 26 EC, Jesús hizo su primera aparición pública después de su bautismo en la sinagoga de Capernaum, que estaba llena a rebosar. Los asientos de honor estaban ocupados por sus seis apóstoles y sus hermanos carnales, Santiago y Judas, mientras que su María, que había regresado con Santiago la tarde anterior, estaba sentada en la sección de las mujeres. El público estaba impaciente por ver una gran exhibición tras las noticias de sus recientes milagros.
Cuando Jesús se levantó, el jefe de la sinagoga le entregó el rollo de las Escrituras. Jesús eligió leer de Isaías, haciendo hincapié en los temas del consuelo y la promesa divina: "He aquí que yo extiendo la paz como un río..." y "Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros" Tras la lectura, Jesús exhortó brevemente al auditorio a ser paciente y prometió que los que se quedaran con él aprenderían a hacer la voluntad de su Padre celestial. La congregación se marchó reflexionando sobre el significado más profundo de sus palabras.
Aquella tarde, Jesús, sus apóstoles y sus dos hermanos zarparon a poca distancia de la orilla, donde anclaron para seguir hablando del reino. Les explicó que debían reanudar tranquilamente sus actividades normales hasta que "llegara la hora del reino", e insistió en que el El Reino de los Cielos no consistía en la gloria terrenal, sino en una profunda transformación interior: un cambio de corazón.
"Ahora sois mis amigos; confío en vosotros y os quiero; pronto seréis mis asociados personales", les dijo Jesús. Les instó a que se prepararan para ser más pacientes, más amables y más obedientes a la voluntad de su Padre. Les advirtió que el camino que tenían por delante sería difícil y que encontrarían la oposición de quienes estaban atrincherados en formas tradicionales o protegían su propio poder y riqueza. Sin embargo, les aseguró que, a pesar de los desafíos, había una inmensa alegría y vida eterna en este servicio.
Aquella noche, mientras regresaban a la orilla, Jesús rezó por sus seguidores, expresando gratitud por su fe a pesar de las dudas y la confusión. Se entregó de nuevo a la voluntad de su Padre y deseó que sus seguidores crecieran en unidad y comprensión, como él y su Padre eran uno.