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Matrimonio, divorcio e hijos 

Jesús enseña que el matrimonio es fundamental para una sociedad sana y hace hincapié en la naturaleza civil, no sacramental, del matrimonio. Apoya el divorcio equitativo para evitar peores resultados y destaca el importante papel espiritual y de desarrollo de la paternidad.

Matrimonio, divorcio e hijos
  • Resumen

    En Enseñanzas de Jesús se destaca el matrimonio como la cúspide de las relaciones humanas y fundamento de una sociedad sana, en la que el respeto a la vida familiar realza la condición de las mujeres y los niños. Defiende que el matrimonio es una institución civil, evolucionada a lo largo de la historia humana, no un sacramento, y subraya la importancia de las funciones parentales en la crianza y el crecimiento espiritual de los hijos.

    Al abordar la cuestión del divorcio, Jesús abogó por él como una función social necesaria para evitar resultados peores, rechazando la noción de la indisolubilidad divina del matrimonio y haciendo hincapié en la igualdad en la disolución matrimonial. Sus enseñanzas sugieren que el divorcio, aunque no sea ideal, debe gestionarse con planteamientos realistas y esfuerzos mutuos, promoviendo la equidad y el bienestar de todas las partes implicadas.

    Criar a los hijos es esencial para todos, ya que contribuye significativamente tanto al desarrollo espiritual del niño como al crecimiento de los padres, dando forma a su camino y a su relación con lo divino. La implicación de los padres es crucial para enseñar a los niños el amor, la confianza y los valores, prepararlos para su progresión espiritual y fomentar entornos que favorezcan el crecimiento espiritual en entornos naturales.

  • Jesús comparte su opinión sobre el matrimonio

    Jesús pronunció un Jesús habla del matrimonio y el divorcio, ensalzándolo como la relación humana más elevada y la piedra angular de una sociedad que funcione bien. Destacó la santidad del matrimonio, comparando sus indicadores sociales con los signos de una civilización avanzada. Jesús abogó por el respeto hacia el matrimonio, elevando el ¿Cómo trataba Jesús a las mujeres? y los niños y reconociendo el hogar como una institución fundamental de la sociedad humana.

    En conversaciones privadas con sus Los Doce Apóstoles, Jesús reiteró el honor y la conveniencia del matrimonio. Distinguió sus circunstancias personales del respaldo divino al matrimonio, señalando la directiva universal de que hombres y mujeres crearan hogares para criar a los hijos. Ilustró que la comprensión del amor de Dios se hace más profunda a través de las respon[sabilidades de la paternidad.

  • El matrimonio es una institución humana

    La monogamia exige un autocontrol significativo y favorece el crecimiento moral y espiritual. A medida que avanza la civilización, el matrimonio evoluciona hasta convertirse en una institución profunda que promueve la comprensión mutua, la eficacia parental y la autoexpresión individual, contribuyendo en última instancia a una mayor eficacia social y realización personal.

    Jesús sostenía que el matrimonio, aunque un logro significativo de la evolución humana, es una institución civil, no un sacramento, moldeado a lo largo de milenios por normas sociales y no por decreto divino. Animó a considerar el matrimonio como un compromiso serio, apoyado por la preparación y la educación de la comunidad para fortalecer la unión y reducir la incidencia del divorcio.

    El matrimonio es una institución humana de gran valor, no un sacramento divino, y no debe considerarse indisoluble. El hecho de que los matrimonios puedan disolverse demuestra que no están ordenados ni vinculados por Dios.

  • El tema del divorcio

    En el aumento de las tasas de divorcio en las sociedades occidentales modernas influyen significativamente los aspectos imaginativos y románticos del noviazgo, unidos a una mayor libertad personal y económica de la mujer. La disponibilidad de opciones fáciles de divorcio a menudo se deriva de fallos en el autocontrol o en los ajustes de la personalidad, remontándose a etapas sociales menos desarrolladas marcadas por considerables dificultades.

    La prevalencia del divorcio persistirá mientras la sociedad descuide la educación adecuada de su juventud y la provisión de una formación prematrimonial suficiente. La actual contradicción social eleva los ideales del amor y el matrimonio, pero a menudo pasa por alto la importancia de un examen exhaustivo de ambos, lo que da lugar a uniones rápidas y poco meditadas, no muy distintas de las que se practicaban en la antigüedad.

    Al abordar la cuestión del divorcio, Jesús sugirió que, aunque no es lo ideal, es una opción necesaria en la sociedad para evitar que los matrimonios fracasen. Rechazó la noción de la indisolubilidad del matrimonio como un mandato divino, abogando en su lugar por un enfoque realista del matrimonio como una relación apoyada por el esfuerzo mutuo y la bendición divina. Jesús nunca sancionó ninguna práctica de divorcio que diera a los hombres alguna ventaja sobre las mujeres; sólo aceptó aquellas enseñanzas que concedían a Jesús, defensor de los derechos humanos.

  • Criar a los hijos

    Ningún mortal ascendente puede escapar a la experiencia de criar hijos, ya sean propios o ajenos. Esto puede ocurrir durante esta vida o como parte de la experiencia de nuestra carrera ascendente. Los padres deben pasar por esta experiencia esencial con la misma certeza que las madres. Es una noción desafortunada y errónea por parte de algunos individuos que la cultura infantil sea en gran parte tarea de las madres. Los niños necesitan tanto a los padres como a las madres, y los padres necesitan esta experiencia parental tanto como las madres.

    Las acciones de los padres influyen significativamente en el desarrollo espiritual del niño y en toda su carrera ascensional. Los padres desempeñan un papel fundamental en la crianza física e intelectual, la educación espiritual y la formación moral de sus hijos, como Jesús compartió con Juan Marcos en Un día a solas con Dios. La relación entre padres e hijos es el modo en que los niños aprenden el amor, la confianza y los valores. Esta formación temprana sienta las bases para todo el viaje espiritual del niño y su relación con lo divino a lo largo de su vida y en su carrera de ascensión. Al actuar como cuidadores y maestros espirituales, los padres facilitan el crecimiento terrenal de sus hijos y los preparan para su futura progresión espiritual en el universo.

    Jesús también habló de la importancia de crecer espiritualmente de una manera que refleje el crecimiento físico de los niños, abogando por la apreciación de la belleza natural como camino hacia la adoración. Jesús prefería celebrar el culto en entornos naturales, que le parecían más propicios para una auténtica comunión espiritual que los ambientes ornamentados o embellecidos artificialmente. Insistía en que los lugares de culto debían inspirar belleza y sencillez, fomentando una atmósfera en la que incluso los niños sintieran el calor espiritual y la invitación a crecer en su comprensión de lo divino.

Lecturas sugeridas de este ensayo

Personas relacionadas

  • Juan Marcos

    Joven ayudante de los apóstoles durante la vida de Jesús.

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Colaboradores

Mike Robinson, Gary Tonge, Gregg Tomasku

Referencias y fuentes

  • 47:1.6 La crianza de los hijos es esencial tanto para las madres como para los padres, no sólo en la Tierra sino universalmente.
  • 82:0.1 El matrimonio creó un hogar, y el hogar es el mayor logro evolutivo del ser humano.
  • 83:7.8 El divorcio debe seguir siendo una opción para las incursiones imprudentes y testarudas en el matrimonio.
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