¯
Discover Jesus \ Events \La mujer engañada
Etiqueta
En una situación que implicaba a una mujer acusada de adulterio, Jesús hizo gala de una sabiduría y una compasión extraordinarias, eludiendo una trampa de sus oponentes. Al desenmascarar su hipocresía y ofrecerles el perdón, demostró que no juzgaba a los demás y que podía redimirlos.
La historia de la mujer sorprendida en adulterio ilustra la sabiduría y la compasión de Jesús ante un complejo dilema moral y legal. Enfrentado por los agentes del Sanedrín a una mujer acusada de adulterio, Jesús sortea hábilmente una trampa tendida por sus adversarios. En lugar de caer en su trampa de contradecir la ley mosaica o la autoridad romana, Jesús descubre la hipocresía de los acusadores, haciendo que se aparten uno a uno. Sus acciones revelan el contexto más profundo de la situación, incluida la explotación de la mujer por su marido. Al ofrecer a la mujer el perdón sin condenarla, Jesús demuestra el poder de la compasión y la posibilidad de la transformación personal.
Este encuentro nos enseña valiosas lecciones sobre cómo no juzgar, cómo desenmascarar la hipocresía, la importancia de mirar más allá de las apariencias superficiales y el potencial de redención cuando nos acercamos a los demás con sabiduría y empatía.
Fue durante una visita a Jerusalén cuando Jesús se encontró con una mujer de dudosa reputación que le presentaron sus adversarios. Aunque algunos relatos sugieren que fueron los líderes religiosos quienes la presentaron, dando a entender sus propias faltas morales, Jesús sabía que estos escribas y Fariseos se contaban entre los hombres más éticos de su tiempo, a pesar de su ceguera espiritual y sus prejuicios tradicionales.
Los acontecimientos se desarrollaron como sigue: La tercera mañana de la La fiesta de los Tabernáculos, cuando Jesús se acercaba al templo, se encontró con un grupo de agentes Sanedrín que arrastraban a una mujer. Su portavoz dijo: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos ordena apedrear a una mujer así. ¿Qué dices que debemos hacer con ella?".
Los adversarios de Jesús tenían una estrategia: Si defendía la ley mosaica y abogaba por la lapidación, tendría problemas con las autoridades romanas, que habían revocado el derecho de los judíos a imponer la pena capital. Si se oponía a la lapidación, le acusarían de no respetar la ley judía. Si guardaba silencio, lo tacharían de cobarde. Sin embargo, Jesús manejó la situación de una manera que desbarató todo su plan.
La mujer en cuestión era la esposa de un problemático habitante de Nazaret que se había enemistado con Jesús en su juventud. Este hombre había obligado a su mujer a prostituirse para ganarse la vida y había hecho un trato con los funcionarios judíos para atrapar a Jesús a través de la situación de su mujer.Jesús, evaluando a la multitud, se fijó en el marido de la mujer. Reconociendo el carácter del hombre y su papel en la trama, Jesús se acercó primero a él y escribió algo en la arena que hizo que el marido se marchara precipitadamente. Luego escribió mensajes para los acusadores, haciendo que se marcharan uno a uno. Finalmente, escribió por tercera vez, haciendo que el cómplice de la mujer se marchara.
Al quedarse a solas con la mujer, Jesús le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? No se ha quedado nadie para apedrearte". Ella respondió: "Nadie, Señor". Jesús dijo entonces: "Sé lo tuyo; tampoco yo te condeno. Esta mujer, Hildana, dejó a su corrupto marido y se unió a los discípulos de Jesús.
Las lecciones que podemos extraer de la historia de la mujer sorprendida en adulterio son múltiples y profundas:
En general, esta historia nos enseña a acercarnos a los demás con compasión, a ser lentos a la hora de juzgar, a ofrecer perdón y a brindar oportunidades de redención y crecimiento personal.