El quinto año de Jesús 

La hermana de Jesús, Miriam, nació en la noche del 11 de julio del año 2 antes de Cristo. Jesús disfrutaba mucho de su hermano pequeño Santiago y de su nueva hermanita, y ayudaba mucho a María en su cuidado.

Desde que Jesús tenía cinco años hasta que cumplió los diez, fue un continuo signo de interrogación. Con el nacimiento de Miriam, Jesús tenía muchas preguntas sobre cómo los seres vivos vienen al mundo como individuos separados. La parte más valiosa de la educación temprana de Jesús fueron las respuestas meditadas que sus padres se tomaban el tiempo de responder, y no dejaban de hacerlo hasta que el niño quedaba satisfecho. Si no podían responder a sus profundas e inquisitivas preguntas, discutían posibles soluciones para que su mente despierta pudiera tomar las riendas y responder por sí misma.

En una familia judía, la madre era la responsable de la educación del niño hasta que cumplía cinco años. Si el niño era varón, el padre tomaba el relevo a partir de entonces. Por eso, el 21 de agosto del año 2 a.C., María entregó a Jesús a José para que lo instruyera. María y José eran muy conscientes de su deber de educar a sus hijos, y se ayudaban mutuamente en todo.

José orientó ahora la educación intelectual y religiosa de Jesús, y María se interesó por su formación doméstica. Jesús aprendió los nombres de las vides y las flores que rodeaban la parcela de la casa y cómo cuidarlas. En el tejado de la casa, sobre el dormitorio de verano, María colocó cajas de arena poco profundas. Jesús dibujaba mapas y practicaba la escritura en arameo, griego y, tras empezar la escuela a los siete años, hebreo. Jesús llegó a dominar las tres lenguas: leía, escribía y hablaba con fluidez.

Jesús se convirtió en un niño fuerte físicamente y progresó con normalidad mental y emocionalmente. Su primera enfermedad leve, un malestar estomacal, se produjo a finales de este año.

Un espíritu de Dios viene y reside en todos nosotros, normalmente alrededor de los cinco años, cuando tomamos nuestra primera decisión moral. Este espíritu procede Paraíso y es un fragmento real de Dios que viene a habitar en nuestra mente humana para estar cerca de nosotros y enriquecer nuestra salud espiritual. El 11 de febrero del año 2 AEC, Jesús tomó su primera decisión moral y vino a morar con él un espíritu de Dios. Jesús no era más consciente de la venida de este espíritu divino que los millones de otros niños que reciben uno.

Cuando Jesús dijo que hablaba o estaba en comunión con su Padre celestial, se refería a este espíritu. Jesús expresó muy pronto a sus padres su deseo de mantener conversaciones informales con su Padre celestial, como se revelará en el relato de su La vida de Jesús en Nazaret - 6 años.