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Jesús aconseja al rico 

23 CE

Un rico estoico romano se acercó a Jesús para interesarse por sus riquezas. Jesús examinó sus posesiones, le instruyó para que rectificara las adquiridas por medios poco éticos y le aconsejó sobre la distribución ética, sin condenar la riqueza en sí.

Jesús aconseja al rico
  • Resumen

    Un rico romano preguntó a Jesús qué responsabilidad tenía en la distribución de sus riquezas. Era un estoico y, por tanto, la práctica de la virtud era para él lo más importante. Sólo después de seguir a Jesús durante un tiempo se convenció de que era un hombre recto y sabio, en quien podía confiar para pedir consejo sobre el delicado y personal tema de la riqueza. Jesús repasó con él los medios actuales por los que los seres humanos se aseguran la riqueza, le pidió que asignara sus bienes mundanos a estas categorías y que luego examinara si las riquezas que obtenía eran honestas y justas, y que restituyera las que hubiera obtenido de otro modo.

    Jesús nunca predicó contra la riqueza y la propiedad, sólo contra su distribución desigual e injusta. En este caso, un hombre rico acudió a Jesús para asegurarse de que estaba haciendo lo correcto con sus tesoros terrenales.

  • ¿Cómo conseguiste tu riqueza?

    Un hombre rico se interesó por las enseñanzas de Jesús y buscó muchas conferencias íntimas con Jesús. Era ciudadano romano y estoico, y finalmente preguntó a Jesús qué haría con la riqueza si la poseyera. Jesús dijo genéricamente que intentaría hacer el bien con ella, algo que beneficiara a los demás. Utilizaría la riqueza material para mejorar la vida material, de la misma manera que uno debería emplear el conocimiento, la sabiduría y el servicio espiritual para enriquecer la vida intelectual, ennoblecer la vida social y hacer avanzar la propia vida espiritual. Además, reservaría parte de la riqueza material para beneficiar a las generaciones futuras.

    El hombre rico buscaba instrucciones más exactas, así que preguntó específicamente qué debía hacer un hombre de su posición: guardarlo o regalarlo. Jesús se dio cuenta de que este hombre realmente quería saber cuál era su deber para con Dios y sus semejantes. Anhelaba la sabiduría y demostraba amor por la verdad. Jesús, por lo tanto, le ofreció orientación para que se la aplicara a él, y sólo a él; era un consejo personal para este individuo en concreto. Jesús le indicó que no tomara estas enseñanzas y les dijera a los demás cómo manejar sus fondos.

    Aquel que realmente considera la riqueza como una confianza y desea ser un administrador sabio y eficiente debe reflexionar seriamente sobre dos cuestiones: primero, ¿cómo obtuvo esta riqueza y, segundo, se adhirió a principios legítimos, morales y espirituales?

    ¿Cómo obtuvo esta riqueza? Divide tus bienes en estas categorías:

    1. Patrimonio heredado. Tus padres o familiares te dejaron dinero o propiedades en su testamento.
    2. Riqueza descubierta. Algo encontrado o sacado de la tierra.
    3. Riqueza comercial. Ganancia justa por la compra o venta de bienes materiales.
    4. Riqueza injusta. Maltratar a los empleados: explotarlos, pagarles mal, exigirles muchas horas de trabajo y tratarlos como sirvientes.
    5. Riqueza de intereses. Ganancias justas y equitativas del capital invertido.
    6. Riqueza del genio. Recompensas recibidas por nuevas ideas e invenciones.
    7. Riqueza accidental. Riqueza inesperada procedente de donantes generosos o circunstancias afortunadas.
    8. Riqueza robada. Robar o estafar a otros.
    9. Fondos fiduciarios. Riqueza confiada en sus manos.
    10. Riqueza ganada. Riqueza procedente de tu trabajo.
  • ¿Su riqueza fue adquirida honradamente?

    Después de evaluar cómo se obtuvo la riqueza, hay que administrar cada porción utilizando las leyes de la justicia, la equidad, la imparcialidad y la eficiencia. Peca siempre de mostrar misericordia con los que sufren y los desafortunados. Para cada una de las categorías, deben sopesarse estas consideraciones.

    1. Riqueza heredada. La riqueza honesta debe distribuirse a las generaciones futuras menos una cantidad justa a la generación actual. Usted tiene la obligación moral de representar a la generación pasada como fideicomisario de una generación para otra. Si te enteras de que el patrimonio está viciado, es fruto de un fraude o una injusticia, distribúyelo como consideres justo y, si es necesario, da cuenta de la restitución.
    2. Riqueza descubierta. El "buscador" merece todas las recompensas por sus hallazgos en la tierra. Debe compartir las ventajas y bendiciones derivadas de su "oro" para que las disfruten las generaciones futuras.
    3. Riqueza comercial. En un comercio honesto, debe concederse con gusto el mismo beneficio que concedería a otro comerciante en una transacción similar. A mayor escala, como en el caso de los negocios en una corporación, uno debe tener voz en la distribución de beneficios. En el mundo del comercio y el trueque, cada uno tiene derecho a un beneficio justo y legítimo. Un comerciante merece un salario por sus servicios; el comerciante tiene derecho a su salario. En el mundo de los negocios, que genera muchos tipos diferentes de beneficios, estas ganancias deben distribuirse según los principios más elevados de justicia, honestidad y equidad.
    4. Riqueza injusta. Ningún mortal que conozca a Dios debe rebajarse a participar en las opresiones de la riqueza. Es innoble obtener riqueza y poder mediante la esclavitud o la explotación injusta de los hermanos aquí en la tierra. Ninguna civilización puede existir por mucho tiempo cuando se construye sobre la desagradable práctica de pagar mal o exigir excesivas horas a un asalariado. Tales riquezas son un estigma espiritual y deben ser redimidas entregando los salarios robados a los trabajadores o a sus hijos y a los hijos de sus hijos.
    5. Riqueza de interés. Si tu riqueza es honesta, tiene derecho a intereses. Nunca te comprometas a originar un préstamo con un tipo de interés irrazonablemente alto. Eso es usura, manipular el poder del dinero para obtener una ventaja injusta sobre quienes pasan apuros o dificultades financieras.
    6. Riqueza del genio. El hombre inventivo merece recompensas por su patente. Pero recuerde también a sus colegas investigadores, los hombros sobre los que brotaron sus ideas, dé crédito a sus antepasados y progenie, además de a su raza, nación y al proveedor del laboratorio de investigación. No reclame una parte injusta de sus ganancias, compártalas con quienes le ayudaron.
    7. Riqueza accidental. Considérate el administrador de un capital que el azar ha puesto en tus manos. Aunque mereces una voz importante en la distribución sabia y eficaz, no consideres estos fondos como tu posesión personal y privada. Disperse las riquezas en beneficio de su grupo social o económico.
    8. Riqueza robada. Si tu riqueza ha sido mancillada a sabiendas, apresúrate a devolver esas ganancias ilícitas a sus legítimos propietarios. Enmiende sus errores para limpiar su tesoro y poder disfrutarlo con la conciencia tranquila.
    9. Fondos fiduciarios. Es un honor y una responsabilidad sagrada ser elegido albacea de un fideicomiso, para supervisar el patrimonio de una persona en beneficio de otras. Desempeñe sus funciones con diligencia y acepte con gratitud el porcentaje legal por sus servicios. Los gastos de gestión y administración constituyen sin duda honorarios legítimos.
    10. Patrimonio ganado. Es verdaderamente tuyo, obtenido de tu propio esfuerzo mental y físico. Tienes todo el derecho a gastar este dinero como mejor te parezca, pero vigila que tus gastos no perjudiquen a tus semejantes.

    Este acaudalado romano, confiado en la sabiduría y la bondad de Jesús, prometió que en seguida comenzaría a administrar todas sus riquezas de acuerdo con el consejo de Jesús.

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    Son of God, Son of Man. Creator Son of the Universe.

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  • Rome (Italy)

    Jesus explored Rome, influencing the future spread of Christianity.

Colaboradores

Gregg Tomusko, Mike Robinson, Gary Tonge

Referencias y fuentes

  • 132:5.1 ¿Qué haría Jesús con la riqueza?
  • 132:5.2 Las responsabilidades de la riqueza.
  • 132:5.3-12 Fuentes de riqueza.
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