Cimboitón 

Uno de los viajes poco conocidos de Jesús fue un Jesús dirige una caravana al mar Caspio desde Nazaret de Galilea hasta el mar Caspio. Se unió como líder de la caravana de camellos. Partieron de Nazaret en abril del año 24 de nuestra era. De camino al Caspio, Jesús detuvo la caravana para descansar y recuperarse durante varios días en la antigua ciudad persa de Urmia, en la orilla occidental del lago Urmia, en el actual noroeste de Irán. En la mayor de las islas del lago había un anfiteatro dedicado al "espíritu de la religión", que había sido construido por Cimboitón, un rico comerciante de Urmia.

Cimboitón y sus tres hijos dirigían esta escuela de religión y, tras conocer a Jesús y hablar con él, fue invitado a dar conferencias. Cimboitón quedó tan impresionado con las enseñanzas de Jesús que le pidió al Maestro que se detuviera de nuevo en Urmia en su viaje de regreso. Jesús accedió, y cuando llegó, dimitió como jefe de caravana y se quedó en la escuela durante dos semanas, en las que Jesús pronuncia las conferencias de Urmia.

Las conferencias y debates de esta escuela comenzaban a las diez de la mañana. Las sesiones de la tarde comenzaban a las tres, y los debates nocturnos se abrían a las ocho. Cimboitón o uno de sus tres hijos presidía siempre estas sesiones de enseñanza, discusión y debate.Cimboitón era el líder y establecía reglas firmes para la escuela. Sólo había una doctrina que debía aceptarse para obtener un puesto en el cuerpo docente: cada profesor debía representar a una religión que reconociera a Dios, una especie de Deidad suprema. Sólo aquellos que creían en un Dios por encima de todo podían ser profesores. La autoridad plena e indiscutible recaía en Cimboitón. Los maestros sabían muy bien lo que le ocurriría a cualquiera que se arrogara superioridad sobre sus compañeros. Los estudiantes, visitantes y profesores de Urmia vivían juntos en relativa paz y tranquilidad porque habían renunciado completamente a todas sus nociones de superioridad religiosa.

Más de treinta religiones y cultos religiosos estaban representados en el profesorado. Estos profesores eran elegidos, apoyados y plenamente acreditados por sus respectivos grupos religiosos. Cuando Jesús los visitó, había unos setenta y cinco profesores en la facultad, y vivían en casitas, cada una con capacidad para una docena de personas. Cada luna nueva, estos grupos se cambiaban por sorteo. La intolerancia, el espíritu contencioso o cualquier otro intento de interferir en el buen funcionamiento de la comunidad provocaban el despido rápido y sumario del profesor infractor. Las reglas de Cimboitón exigían que los infractores fueran destituidos rápidamente y sin ceremonias, y que se nombrara inmediatamente a un suplente en su lugar.

Gracias a las sabias normas de Cimboitón y a su estricta supervisión, estos profesores de diversas religiones se esforzaban por demostrar lo similares que eran sus religiones en lo que respecta a las cosas fundamentales de esta vida y de la otra. Había cinco maestros independientes en la facultad que no representaban a ninguna religión organizada, y Jesús vino a ellos como uno de estos maestros independientes.

Cimboitón, el fundador de esta singular escuela de religión, vivió y murió sin revelar nunca sus creencias religiosas personales. A su muerte, sus tres hijos hicieron todo lo posible por continuar. Pero tras cinco años sin la sabia dirección y la mano firme de su padre, las disputas entre los religiosos rivales aumentaron hasta que los hijos retiraron su apoyo financiero y la escuela cerró. Más tarde se reabrió como templo mitraico y acabó incendiándose.