Jesús parte con Gonod y Ganid 

A veces encuentras un trabajo que coincide con lo que estabas buscando. Esto le ocurrió a Jesús. A veces tienes un maestro del que aprendes mucho y al que recuerdas toda tu vida. Eso le ocurrió a Ganid.

Jesús deseaba conocer a gente de todo el mundo y entender mejor a los humanos. Le ofrecieron recorrer el Mediterráneo con un hombre de negocios internacional, Gonod. Jesús sirvió de traductor y de maestro a su hijo, Ganid. Al final, Ganid fue muy afortunado de tener a Jesús como tutor personal.

Jesús acompañó a Gonod y Ganid durante casi dos años, y finalmente se despidió de ellos en Charax, un puerto situado en la cabecera del Golfo Pérsico, en Mesopotamia, el 10 de diciembre del año 23 de la era cristiana.

Había llegado el día de la separación. Todos fueron valientes, especialmente el muchacho, pero fue una experiencia difícil. Tenían los ojos llorosos, pero el corazón valiente. Ganid se despidió de su maestro diciendo: "Adiós, pero no para siempre. Cuando vuelva a Damasco, te buscaré. Te quiero porque creo que el Padre que está en los cielos se parece a ti; como mínimo, te pareces a lo que me has contado de él. Recordaré tus enseñanzas, pero lo más importante es que nunca te olvidaré".

El padre prosiguió: "Adiós a un gran maestro, que nos ha hecho mejores y nos ha ayudado a conocer a Dios", y Jesús dijo: "La paz sea con vosotros, y que la bendición del Padre que está en los cielos permanezca siempre con vosotros", y se quedó en la orilla, mirando cómo la pequeña barca los llevaba a su barco anclado.

Así, el Maestro dejó a sus amigos indios en Charax, para no volver a verlos en este mundo; ni sabrían nunca que el hombre que más tarde apareció como Jesús de Nazaret era el mismo amigo que acababan de dejar atrás: Josué, su maestro.

Ganid siguió los negocios de su padre y se convirtió en un hombre influyente en la India. En sus viajes de negocios, difundía las magníficas verdades que aprendió de su maestro, que tanto influyó en él. Más tarde, Ganid oyó hablar de Jesús de Nazaret, pero nunca llegó a comprender que aquel extraño maestro y su tutor fueran la misma persona. Recordaba con cariño los tiempos pasados, pues algunos de los dichos de este hombre le recordaban a su querido maestro y compañero.